Viernes, 30 de septiembre de 2011/ Columna de Opinión
No solamente el tiempo adapta y modifica historias de amor, también saben viajar de un país a otro, cambiar el acento y el ritmo. En esta materia podría decir casi con toda seguridad, que el país rey en esto de tomar historias prestadas y hacerlas magistralmente suyas, es México; unos ejemplos: En 1985, Jeannette Rodríguez conquistaba medio mundo con su protagónico en la telenovela de Delia Fiallo, Cristal; en 1998, Adela Noriega de la mano de Carla Estrada, protagonizaba el remake de la primera que tomó por título El Privilegio de Amar, y Salvador Mejía llevaba a cabo este 2011 una nueva versión bajo el título Triunfo del amor.
De nuevo quedaba en evidencia que el tándem Venezuela-México funciona, con no ya la adaptación, sino las diversas adaptaciones que México ha ido haciendo de la telenovela venezolana La Dueña (1984). En 1995 La Dueña (con Angélica Rivera y Francisco Gattorno) y más recientemente, en 2010, la fantástica Soy tu Dueña, con Lucero y Fernando Colunga como protagonistas.
Colombia también ha dado grandes producciones que México ha sabido llevar a su territorio. Señora Isabel llegaba a las pantallas colombianas en 1993, y pocos años después, en 1997, México la adaptaba bajo el título de Mirada de Mujer. En 2007, Colombia recuperaba su novela de 1993 dándole nombre de mujer: Victoria, y poniendo al frente protagonistas mexicanos de renombre como son Victoria Ruffo y Mauricio Ochmann.
Y tres cuartos de lo mismo sucedía con Pura Sangre (Colombia, 2007), que un año después llegaba a México con el ritmo trepidante que toda novela parece adoptar al pisar suelo mexicano, y con un elenco lleno de estrellas: Mañana es para Siempre. Rafael Novoa se convirtió así en Fernando Colunga, y Marcela Mar en Silvia Navarro, sin duda protagonistas excepcionales.
Chile ha dado grandes telenovelas, acertadas en la historia y reparto, y con cierto aire de producción estadounidense de alta calidad; no es solo la historia de amor central, eje de cualquier telenovela, sino que Chile sabe rodear magistralmente esa historia de amor de toda una gama de personajes secundarios que abarcan y transmiten sentimientos que van desde el dolor hasta la locura o la euforia, y lo hacen todo muy creíble. Tal vez sea ese alto listón el que, en mi modesta opinión personal, ha hecho que la reciente adaptación colombiana de la serie chilena Hijos del Monte (2008), no tenga la chispa de su predecesora. María Elena Swett y Jorge Zabaleta resultan siempre vibrantes, y, en Los Herederos del Monte (Colombia, 2011), Marlene Favela y Mario Cimarro, a mí me dejan un tanto indiferente ante la historia que protagonizan. A veces las comparaciones son odiosas.
Los Herederos del Monte no ha sido la única colaboración estrecha Chile-México; en 1977, Chile emitía La Colorina, telenovela que adoptó y adaptó México en 1980, y la vió crecer hasta convertirse en Salomé (México, 2001), protagonizada por Edith González y Guy Ecker.
Algunas telenovelas han dado infinitas adaptaciones en muy diversos y distantes países. Por poner algunos ejemplos, comenzaré mencionando Las Aguas Mansas (Colombia, 1994), que en 2003 se versionaba dentro de las propias fronteras colombianas bajo el nombre de la ya mítica y legendaria Pasión de Gavilanes. Fue tal el éxito de aquellos Gavilanes, que en 2008 llegaban volando a México bajo el nombre de Fuego en la Sangre, producción que protagonizaron Adela Noriega, Eduardo Yañez, Jorge Salinas y Pablo Montero, entre otros muchos grandes actores. En 2010, la más que exitosa novela colombiana cruzaba en charco y llegaba a España adoptando el nombre de Gavilanes. Ninguna obtuvo reconocimiento tan espectacular como el cosechado por la colombiana Pasión de Gavilanes.
Lo mismo ocurría con Yo Soy Betty, la Fea, otra telenovela colombiana (1999) protagonizada por la excelente actriz Ana María Orozco. Una historia original y tierna, con mucha moraleja o moralina de fondo que traspasó fronteras, ¡e incluso géneros!, ya que no sé si al hablar de Ugly Betty (Estados Unidos, 2006), podemos decir telenovela, o hay que hablar ya de serie, sin aditivos románticos. México fue una vez más el más rápido versionando; su remake de esta tragicomedia lo protagonizaron Angélica Vale y Jaime Camil, se llamó La Fea más Bella y se emitió en el año 2006. También España lo intentó en ese mismo año 2006; la versión de ese lado del océano se llamó Yo soy Bea, la protagonista fue Ruth Núñez y, si bien comenzó con buen pie, se excedió en temporadas y temporadas sin fin que acabaron por cansar al público cuando finalmente, ni tan siquiera Bea estaba ya en la serie a la que daba nombre. Como ya he mencionado, Bea también llegó a los Estados Unidos, lo hizo con un elenco fabuloso, en una comedia desternillante y rápida protagonizada por la sin duda brillante America Ferrera.
Los Exitosos Pells son realmente exitosos, pues han pasado por manos de medio mundo y han cambiado de nombre y acento en numerosas ocasiones. La veda la abría Argentina en 2008; en 2009, la vecina Chile versionaba sin cambiar el nombre; ese mismo 2009, México llamaba a su remake Los Exitosos Pérez y el año daba para una versión más, la española, que recuperaba el nombre original. En 2010, Perú hacía su interpretación de la novela a la que llamó Los Exitosos Gomes.
Y para cerrar este artículo no sin la sensación de dejarme muchas historias multiculturales en el tintero, mencionaré otra telenovela argentina de gran éxito, Rebelde Way(2002), que en 2004 pasaba a manos mexicanas: Rebelde, y en 2009 hacía entrada triunfal en Chile tomando el título Corazón Rebelde. Un fenómeno adolescente en el que curiosamente, parece haber incluso bandos: puedes ser de rebelde argentino, o de rebelde mexicano, pero no de ambos. Nuestras queridas telenovelas siempre levantando pasiones como no puede ser de otra forma.
Para terminar, una curiosidad de fronteras. En 2002, Natalia Streignard conquistaba al público venezolano protagonizando Mi Gorda Bella. Muchos de vosotros conoceréis la versión mexicana de la misma, Llena de Amor (2010), hasta aquí todo dentro de la dinámica habitual. Sin embargo, una se queda sorprendida ante el alcance de nuestras historias de amor favoritas, al descubrir un remake más, titulado Manjalara, y procedente de Malasia. Sin lugar a dudas, las telenovelas son un fenómeno universal.
Creo que el broche de este artículo solo puede ser: Y tú, ¿de quién eres?
Hasta pronto amigos, espero haya sido de su agrado.
Escrito por: Claudia Arrasate, columnista de "Masquetelenovelas"
¡Síguena en Twitter @ClaudiaArrasate!
No comments:
Post a Comment